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Compendio de Bioética

 

7. EL PRESERVATIVO Y LA PREVENCIÓN DEL SIDA

Bastantes veces se ha insistido en que el uso del preservativo no es un método cien por cien seguro para prevenir el contagio del SIDA. De hecho, a veces no impide la fecundación por esas mismas razones, y debemos considerar que el virus del SIDA es mucho más pequeño que el espermatozoide humano. Hay fallos en la prevención del contagio principalmente por tres razones:

1) Los poros de un preservativo son muchísimo más grandes que el virus del SIDA. Por esa razón atraviesan la barrera del preservativo bastantes virus, y en algunos casos son suficientes para que se transmita la enfermedad.

2) Los preservativos son de un material que a veces se rompe. En caso de rotura del preservativo puede que no se produzca fecundación: porque la mujer no está en periodo fértil o porque ningún espermatozoide llegue a superar las “dificultades” naturales que pone el óvulo para ser fecundado. Pero, si hay rotura, es casi imposible que no se produzca el contagio del virus cuando el varón era portador de la enfermedad.

3) Si un hombre se habitúa a llevar una vida promiscua y utiliza el preservativo, cuando no lo tenga a mano y sienta el deseo fuerte de tener relaciones sexuales con una mujer, difícilmente resistirá a ese deseo debido al vicio arraigado que tiene.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), ya decía en un documento del 20.II.94 que “solo la abstinencia sexual o una mutua fidelidad de por vida entre parejas no infectadas ELIMINAN TOTALMENTE el riesgo de enfermedades sexuales transmisibles”. Y añadía que el uso correcto del preservativo disminuye el riesgo de infección PERO NO LO ELIMINA. Edward Green, profesor en Harvard y experto en sida, ya recordó en 2009 (después de 35 años de estudios) que las únicas evidencias científicamente demostradas en la prevención del SIDA son la abstinencia y la fidelidad.

Algún autor ha tenido la ocurrencia de comparar la el uso del preservativo con el juego de la ruleta rusa en la prevención del SIDA, ya que dificulta el contagio pero no lo impide de forma segura.

Haremos un cálculo sencillo para entender mejor el ejemplo de la ruleta rusa: si 1 de cada 100 jóvenes se aficionase a jugar el día de fin de año a la “ruleta rusa” con una pistola en cuyo tambor hubiese 5 balas y 1 hueco vacío, cada 31 de diciembre moriría más del 0’8 % de los jóvenes. ─Pero nadie en su sano juicio defendería como remedio una campaña publicitaria para difundir entre los jóvenes el juego a la ruleta rusa con 1 bala y 5 huecos, pues con que la afición alcanzase a 10 de cada 100, cada fin de año moriría más del 1’6 % de la población joven: casi el doble que antes. ─Como solución habría que difundir entre la juventud ─especialmente entre los adictos a la ruleta rusa─ juegos cuya letalidad fuese del 0 %

Así, el remedio para detener el SIDA es la difusión de la castidad y de la fidelidad conyugal. La difusión del preservativo solo se demuestra como un buen método para... extender más aún la enfermedad (esto sin entrar a valorar los fuertes problemas psíquicos y de personalidad que acarrea la “adicción sexual” en las personas promiscuas).

 

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