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FROTIS DE SANGRE

 

 

I) Material

 

-Portaobjetos

-Alcohol metílico

-Colorante (Giemsa)

-Microscopio

-Aceite de cedro

 

 

II) Método y algunas experiencias sobre el desarrollo de la práctica

 

Se coloca una gota de sangre cerca de uno de los extremos del portaobjetos. Se pone en contacto con la gota uno de los bordes menores de otro portaobjetos y se deja que la sangre se extienda por capilaridad a lo largo de la arista (ver fig.). Entonces se desliza suavemente el portaobjetos hacia el otro extremo, de manera que la sangre se extienda uniformemente. Es conveniente hacer varias extensiones y escoger la mejor. Una vez hecha la extensión, se deja secar (unos 10 min.)

 

 

-Fijación de los frotis. Cuando se emplean colorantes hematológicos habituales, la fijación se produce durante la aplicación del colorante concentrado, ya que estos colorantes llevan alcohol metílico absoluto como disolvente. Cuando se prefiere trabajar con un colorante acuoso diluido, los frotis secados al aire deben ser fijados con alcohol metílico absoluto.

 

-Coloración de los frotis. Los colorantes ácidos se unen a los componentes básicos de las células (citoplasma). Los colorantes básicos son atraídos por los componentes ácidos de la célula (núcleo). Existen varios tipos de coloración: la de Wright, la de May-Grünwald-Giemsa, la de Giemsa, el método panóptico rápido, etc. En este caso se utilizará el colorante Giemsa, que está constituido por distintos compuestos de azur, eosina y azul de metileno.

 

El protocolo de la práctica quedaría como sigue:

 

1. Hacer la extensión de sangre en el porta (tal y como hemos dicho antes, conviene hacer varias por si alguna sale mal: es mejor “pasarse” en la extensión, pues cuando se quedan los glóbulos apelmazados resulta imposible reconocer leucocitos).

2. Dejar secar (unos 10 min.)

3. May Grunwald durante 2 min.

4. Se echa agua del grifo, suavemente, encima del colorante durante 1’5 min.

5. Giemsa diluida en agua corriente: unas 15 gotas de Giemsa por cada 10 ml de agua (dejar durante 15-20 min.)

6. Lavar con un chorro suave de agua .

7. Deshidratar en acetona.

8. Acetona-xilol a partes iguales.

9. Xilol.

10. Montar.

 

Algunos de estos pasos se pueden recortar, para hacer más breve la preparación. La experiencia dice que conviene hacer varios frotis antes de realizar la práctica con los alumnos y guardar alguno (1 ó 2) en los que se vean y distingan bien los leucocitos. Si -no sería la primera vez que esto sucede- nos salen mal todos los frotis el día de la práctica, siempre podrán observan los alumnos cómo se ven los distintos tipos de leucocitos en el frotis que hemos guardado de una práctica anterior.

 

 

III) Descripción de los componentes “formes” (celulares o de origen celular) de la sangre:

 

Hematíes

 

Los hematíes, glóbulos rojos o eritrocitos carecen de núcleo. Tienen forma esférica, con un diámetro globular de 7-8 micras; vistos de perfil, tienen forma de lente bicóncava. El número de hematíes por mm de sangre es de 4,5-5 millones en el hombre y de 4-4,5 millones en la mujer. Contienen un pigmento rojo llamado hemoglobina. La función que realizan estas células es el transporte de gases por el sistema circulatorio. La vida media de los hematíes es de aproximadamente 120 días.

 

Morfología y funciones de los leucocitos

 

Los leucocitos o glóbulos blancos son verdaderas células nucleadas de la sangre. Están encargadas de proteger al organismo frente a los agentes nocivos propios o provenientes del exterior. Su número normal es de 6.000 a 9.000 leucocitos por mm de sangre. Se diferencian éstos en granulocitos (neutrófilos, eosinófilos, basófilos), linfocitos y monocitos. La fórmula leucocitaria normal, que expresa la cantidad porcentual de los mismos, queda expresada en el hemograma de Schilling:

 

Granulocitos………

mielocitos

0

metamielocitos

0-0’5%

neutrófilos (cayados)

3-5%

neutrófilos (polinucleares)

45-62%

eosinófilos

1-3%

basófilos

0-1%

 

 

 

Agranulocitos………

Linfocitos

25-35%

Monocitos

3-8%

Células plasmáticas

0-0’5%

 

-Neutrófilos

 

En circunstancias normales son los leucocitos más abundantes de la sangre. Su tamaño es mediano (9-14 micras, aproximadamente el doble que un eritrocito). El núcleo, que se tiñe fuertemente con un colorante básico, posee varios lóbulos unidos entre sí mediante filamentos delgados. Por esta razón reciben también el nombre de neutrófilos segmentados. En casos patológicos pueden aparecer en sangre algunas formas inmaduras: es relativamente frecuente encontrar el estadio inmediatamente anterior, llamado neutrófilo en banda o en cayado por la forma del núcleo, que se encuentra aún sin segmentar. Las granulaciones del citoplasma son en todos los casos de color rojo violeta. Los neutrófilos son muy importantes en casos de inflamación aguda, ya que se responsabilizan de la fagocitosis; por tanto, en esas situaciones aumenta el número de neutrófilos y se observa la denominada desviación a la izquierda, que es la aparición en el torrente circulatorio de un gran porcentaje de células inmaduras.

 

-Eosinófilos

 

Su tamaño es un poco mayor que el de los neutrófilos (10-15 micras). Tienen forma redondeada y su citoplasma se encuentra cubierto enteramente por una granulación gruesa de color naranja o marrón anaranjado, dependiendo del tipo de tinción. El núcleo posee dos lóbulos (en raras ocasiones, tres). Los eosinófilos tienen también una función fagocítica: actúan en reacciones anafilácticas y en casos de infecciones parasitarias.

-Basófilos

 

Son los leucocitos más raros de la sangre. Su tamaño es pequeño (8-12 micras). El núcleo puede aparecer segmentado o con forma irregular y se tiñe menos que el de los neutrófilos. El citoplasma tiene granos gruesos que se tiñen intensamente de un color púrpura casi negro. La función de estas células no está del todo clara; parece ser que intervienen en procesos alérgicos y en situaciones de alarma como los eosinófilos.

 

-Linfocitos

 

Son los leucocitos más abundantes después de los neutrófilos. Su tamaño es pequeño, similar al de un eritrocito (6-10 micras). El núcleo es de forma redondeada, con cromatina muy densa que se tiñe intensamente de azul oscuro. El citoplasma, que se tiñe de azul celeste, es pequeño y forma una especie de aureola alrededor del núcleo. Las formas jóvenes son más grandes.

Existen dos clases de linfocitos, T y B, si bien no pueden ser reconocidos al microscopio óptico. Su función es inmunitaria: los linfocitos B originan los anticuerpos específicos, y los linfocitos T actúan en la inmunidad celular. Lógicamente, el número de linfocitos circulantes se verá muy aumentado en caso de infecciones generalizadas prolongadas.

 

-Monocitos

 

Son las células mayores de la sangre (12-20 micras). El núcleo puede ser ovoide o en forma de riñón o herradura gruesa. La cromatina de los núcleos no se tiñe tanto como la de los linfocitos. El citoplasma es de color grisáceo o ligeramente rosado. A veces puede tener granulaciones finas. Su función es similar a la de los neutrófilos. Debido a la misma y a su gran tamaño reciben también el nombre de macrófagos.

 

Plaquetas

 

Los trombocitos o plaquetas son las células más pequeñas de la sangre. Se hallan en número normal de 150.000 a 300.000 por mm de sangre. Intervienen activamente en los procesos de homeostasia y coagulación.