El Brochazo
Una vez un artista pintaba la bóveda de un
templo, con frecuencia daba unos pasos hacia atrás en el andamio, para
contemplar su obra. Estaba tan absorto contemplando su trabajo, que no se
había dado cuenta de que iba a caer en el pavimento que estaba a gran distancia
del andamio.
Otro pintor, hermano de aquel, comprendiendo
rápidamente que una palabra podría apresurar su caída, arrojó una brocha sobre
el cuadro que contemplaba el artista en peligro. El pintor del andamio,
sorprendido y enojado, violentamente dio un paso hacia adelante: así
se salvó de una caída que hubiera sido mortal.
Así también, Dios algunas veces destruye las
halagadoras esperanzas de nuestro corazón, para advertirnos un peligro, y
para salvar nuestras almas.
Muchas veces no entendemos que por estar tan
absortos en nuestros propios logros, éxitos y ambiciones damos pasos en falsos
que podrían destruir nuestras propias vidas y Dios en su misericordia
interviene para despertar nuestra conciencia dormida. A veces él lanza su
brocha contra el cuadro de nuestra vanidad para demostrarnos que nos ama y que
más que estar interesado en nuestros éxitos, él está interesado en nosotros
como sus hijos.
La próxima vez que su brocha manche tu cuadro,
dale gracias a Dios, porque quizás te libró de caerte del andamio.
AUTOR
DESCONOCIDO