Historia de un fracaso

(previsible y culpable... pero no reconocido)

 

            El motivo que me ha llevado a escribir este ensayo ha sido doble: por una parte la reciente decisión del Gobierno de España de permitir la compra de la píldora del día después en las farmacias sin receta médica; por otra, el nuevo proyecto de ley de despenalización del aborto (ya sin supuestos, por lo que más que despenalización cabría hablar de una legalización: algo así como la reforma del código de circulación que ofrece prioridad a los automóviles que están en una rotonda frente a los que acceden a ella...

 

            Fue hace 20 años: primera campaña generalizada del Gobierno español para favorecer el uso del preservativo en las relaciones sexuales. El lema “Póntelo, pónselo” resultaba directo, quizá agresivo (recuerdo la contracampaña de algunos obispos, inteligente pero con poca difusión por falta de recursos económicos: “Propóntelo, propónselo”, con la que animaban a los jóvenes a vivir un noviazgo limpio).

 

            La finalidad principal de aquel “póntelo, pónselo” era detener el progreso del sida en España. Sin embargo, los datos no engañan: la tasa de incidencia (número de nuevos casos diagnosticados por millón de habitantes) siguió creciendo a un ritmo similar durante los cinco siguientes años y sólo entonces empezó a descender:

 

88

89

90

91

92

93

94

95

96*

97*

98*

57’2

79’6

98’3

115’2

127’8

138’4

183’6

175’0

159’5

110’5

63’0

(los datos son los notificados a 30 de diciembre de 1998, por lo que los de 1996-98 no están corregidos en la tabla pero sí en la gráfica)

En las gráficas aparece señalada la primera campaña oficial del Gobierno español para favorecer el uso del preservativo (1989). Desde entonces ha habido sucesivas campañas.

 

            … y hasta el 2000 no se recuperaría el nivel de incidencia que había en España en el año 1989.

 

            Por supuesto, tras esa primera campaña han sido innumerables las que ha desarrollado tanto el Gobierno Central como distintos gobiernos autonómicos y municipales.

 

            Podríamos pensar que la gente ha tardado en reaccionar, pero que las campañas han resultado efectivas (de hecho, después del año 2000 la incidencia del sida en España ha seguido descendiendo). Sin embargo hay otros datos que desmienten esa “eficacia”:

 

Abortos en España, 1998-2007

 

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

Número

53.847

58.399

63.756

69.857

77.125

79.788

84.985

91.664

101.592

112.138

Variación anual (%)

8,61

8,45

9,17

9,57

10,40

3,45

6,51

7,86

10,83

10,38

Por 100 nacimientos

14,47

15,36

16,03

17,19

18,41

18,06

18,69

19,65

21,04

22,83

Por 1.000 mujeres 15-44 años

6,00

6,52

7,14

7,66

8,46

8,77

8,94

9,60

10,62

11,49

 

Tasa de abortos por mil mujeres de cada grupo de edad

Edad

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

<20

5,71

6,72

7,49

8,29

9,28

9,90

10,57

11,48

12,53

13,79

20-24

9,13

10,26

11,88

12,86

14,37

15,31

15,37

16,83

18,57

20,65

25-29

7,35

7,90

8,66

9,34

10,72

11,30

11,43

12,60

14,44

15,57

30-34

5,99

6,37

6,90

7,44

8,10

8,28

8,57

9,07

10,12

11,07

35-39

4,65

4,86

5,11

5,42

5,84

6,02

6,12

6,48

7,34

7,67

>39

2,35

2,34

2,35

2,47

2,72

2,69

2,69

2,87

3,05

3,25

Total

6,00

6,52

7,14

7,66

8,46

8,77

8,94

9,60

10,62

11,49

 

            Pues si disminuyen los casos de sida... ¿cómo es posible que aumente -además de forma vertiginosa- el número de embarazos no deseados (se pasa de 16 a 23 abortos por cada 100 nacimientos entre 2000 y 2007)? Lógicamente, mi extrañeza viene de pensar que los niños... ¡no vienen “de París”! (y si se han producido embarazos, quizá sea porque las campañas del preservativo han fallado en su intento). Pero no han fallado en cuanto a la distribución de preservativos, que pasó de 60 millones en 1985 a 115 en 1989 (y que en los últimos 5 años se mantiene más o menos constante con cifras en torno a los 120-140 millones), sino en cuanto a su eficacia (pues el número de embarazos no deseados sigue aumentando).

 

            Otra pregunta: ¿Cómo es posible que aumente con mayor rapidez el número de abortos entre las mujeres más jóvenes?

 

            <20 años         7’5 (2000)             13’8 (2007)

            20-24 años    11’9 (2000)            20’6 (2007)

 

            Sólo encuentro una explicación razonable a todo esto: las relaciones sexuales son más frecuentes cada vez (y esto es así también por efecto de esas campañas agresivas generalizadas para promover el uso del preservativo). Por eso -aunque sea muy superior el tanto por ciento de veces que, en las relaciones sexuales entre personas jóvenes, se utiliza el preservativo-, el número absoluto de ocasiones en las que no hay preservativo sigue creciendo. Alguien podría argumentar contra esto: ¿por qué llevamos tantos años entonces con menos casos nuevos de sida cada año? Pues porque esas relaciones -cada vez más frecuentes en cuanto al número de personas implicadas y en cuanto a la frecuencia- ya no se dan tanto entre personas desconocidas y posibles portadoras del VIH.

 

            Por otra parte, las dosis de la píldora del día después administradas han pasado de 160.000 en 2001 a 500.000 en 2005 (y sigue creciendo). Es un dato más que demuestra cómo esas campañas generalizadas a favor del uso del preservativo y de la pdd lo primero que han conseguido es que aumente de forma vertiginosa el número de personas que mantienen relaciones sexuales fuera de una unión matrimonial estable, y también que descienda la edad a la que los jóvenes inician esas relaciones. Por eso se explica que se dé simultáneamente un aumento del preservativo y de la pdd con un elevado crecimiento del número de abortos: las campañas favorecen el uso del preservativo y de la pdd (en tanto por ciento), pero al favorecer también una mayor actividad sexual (especialmente entre los jóvenes) también aumenta el número absoluto de relaciones que traen embarazos no deseados.

 

            Otro problema es el incremento que, entre 2001 y 2005 se dio en las enfermedades de transmisión sexual (ETS: sífilis y gonorrea):

 

 

            ¡Seamos claros!

 

            Con lo visto hasta ahora, ¿a qué conclusión podemos llegar? A que las medidas adoptadas han sido un fracaso sin paliativos. Resumimos los datos más significativos que nos empujan a hacer esta afirmación:

 

            Entre la primera campaña generalizada a favor del uso del preservativo y 5 años después se multiplicó por más de 2 el número de nuevos afectados por el sida cada año. Sólo después empezaron a caer las cifras. Y actualmente la incidencia del sida sigue bajando... ¿podemos atribuir los datos actuales al las sucesivas campañas que se han desarrollado a favor del preservativo? –No, pues el número de abortos no ha cesado de aumentar:

 

            17.180 (1987)  45.503 (1993) 58.399 (1999) 91.664 (2005) 112.138 (2007)

 

            El incremento en el número de abortos ha sido mayor aún durante los años en los que se han alcanzado las cifras más altas en el consumo de la píldora del día después:

 

unidades de pdd:

160.000 (2001)

506.000 (2005)

540.000 (2008)

nº de abortos: 

69.857  (2001)

91.664 (2005)

112.138 (2007)

 

Nota: en los datos comparativos del aborto nos referimos a 2007 porque son los últimos actualizados por el Ministerio de Sanidad.

 

            ¿Qué ha ocurrido entonces?...

 

            Las campañas generalizadas a favor del preservativo han llevado a una trivialización de la sexualidad (esto lo conocemos bien quienes somos profesionales de la enseñanza y trabajamos con gente joven): se trata de un “juego” al que, además, todos los jóvenes desean instintivamente “jugar”. Cuando ese “juego” se presenta como un “juego” de bajo riesgo si se toman las medidas (es decir, si se lleva encima un preservativo)... pasa lo que pasa (embarazos no deseados y abortos).

 

            Ya expliqué en otro sitio (ver “El Papa tiene razón”) que el preservativo hace que sea menor el riesgo de contagio del sida y el riesgo de embarazo cuando 2 personas van a tener relaciones sexuales. Pero si se hace una campaña generalizada, se invita a que tengan esas relaciones no 2 sino... 200 (y basta entonces con que no lo utilicen -por precipitación, o por cualquier otro motivo frecuente en una relación pasional- el 5% de las veces para que se multiplique por 5 el riesgo de sida y el de embarazos no deseados). Y aunque el sida vaya remitiendo en España, los embarazos no deseados siguen en aumento (porque el sida es una enfermedad mientras que la fecundidad es condición natural de hombres y mujeres).

 

            En cuanto a la pdd (que, además de anticonceptiva es abortiva cuando ya se ha producido la fecundación: ver “El silenciado efecto abortivo de la pdd) tampoco ha contribuido a disminuir el número de abortos no quirúrgicos, como hemos dicho antes.

 

            Fracaso educativo

 

            Como educador que soy me duele decir esto: en España estamos asistiendo desde hace bastantes años a un fracaso educativo. La mayor parte de las autoridades -gracias a Dios me atrevo a decir que no todas-, en los distintos niveles (Gobiernos central, autonómicos y locales; Legisladores; Jueces; Padres; Profesores...), han tirado la toalla en cuanto a la posibilidad de educar. Así, lo más a lo que se aspira en algunos casos es a una “educación” coercitiva: si haces esto mal... ¡te castigo!

 

            No me invento nada. ¿Acaso no se tirado la toalla cuando ante el consumo cada vez más elevado de alcohol -jóvenes que se emborrachan casi todos los fines de semana- los ayuntamientos se limitan a sacar fuera del casco urbano los “botellones”, y el Ministerio de Interior se limita a un si bebessss... no conduscas... que casi concluye con un si no condusesss... haz lo que quierassss...? ¿No se tira la toalla cuando limitamos la lucha contra la drogadicción a combatir el tráfico de drogas y a “meter miedo” ante los daños físicos que produce el consumo con anuncios terroríficos, en lugar de incidir en aspectos educativos? ¿Tan imposible resulta educar en la afectividad que toda campaña contra la violencia doméstica se reduce a “si ves algo, denuncia”? ¿Tan embrutecida está la juventud por naturaleza que damos por hecho que los muchachos van a estar acostándose con chicas y limitamos nuestro esfuerzo a decir “usa preservativo”? ¿Tan incapaces son los jóvenes de sacrificarse en el estudio que, para evitar el fracaso escolar –hacer menores las cifras y ni aun esto conseguimos-, rebajamos continuamente los contenidos de la Enseñanza Obligatoria? ¿Tan incapaces somos los hombres de mantenernos leales y fieles a la palabra dada cuando hay dificultades familiares que sólo nos queda el divorcio “express” para arreglar los conflictos familiares? ¿Es una quimera hablar de autoridad y respeto en la familia, en la Escuela, en la calle... a un joven del siglo XXI? Y podría seguir...

 

            Pero esas no cesiones llevan a nada distinto de un fracaso rotundo. Igual que ha sucedido con las campañas del preservativo (de urgencia) para prevenir el aborto frente a la educación de la afectividad. Y se pierde la vergüenza de mentir: así la pdd no resulta peligrosa (cuando es una “bomba” hormonal), el feto humano no es ser humano (otra “cuadratura del círculo”), etc.

 

            Otros riesgos

 

            No salgo de mi perplejidad -como biólogo y como persona- cuando algunos sostienen que el ser vivo (algo evidente) que está dentro de la madre embarazada, durante las 13 primeras semanas de gestación no es un ser humano (y sigo esperando -ahora sólo como biólogo- que me lo “clasifiquen” dentro de una especie y que me indiquen los criterios seguidos para esa “clasificación”). Sin embargo, hay personas a las que esto les da igual...

 

            Pero hay otro riesgo (más que de “riesgo” me atrevería a hablar de “consecuencia inevitable”) aparte del incremento en el número de abortos como consecuencia de estas campañas favorables al uso del preservativo y de la pdd. Y me parece que aun aquellas personas que se muestran insensibles ante el aborto (olvidando que también ellas fueron un “ser vivo” con menos de 13 semanas), reaccionarán ante esta consecuencia:

 

            * En esas campañas se presenta el sexo como un “juego” divertido y sin riesgo siempre que se tomen “precauciones” (léase “preservativo”). Pero cuando el sexo y la sexualidad es un juego, la persona con la que se “juega” es sólo... un JUGUETE.

 

            * Los niños -y los mayores- cuando se cansan de un juguete lo abandonan...

 

            * Pero somos humanos y no podemos considerar la sexualidad (sin violentar nuestra afectividad natural) al margen del amor. Por eso, sucede que, si pasado un tiempo vemos que otra persona “juega” con nuestro antiguo JUGUETE pueden asaltarnos deseos de “romperlo”...

 

            A esto quería llegar, como ya hice en otro artículo (ver: “Sexualidad, celos y violencia doméstica”): estoy convencido de que la trivialización de la sexualidad está en la raíz y es la causa principal de la violencia doméstica y de la llamada violencia “de género”. Como es evidente que somos tan iguales como distintos los hombres y las mujeres, a menudo la reacción del hombre resulta violenta: y “rompe” su JUGUETE.

 

            Me gustaría que pensaran más en esto los políticos que promueven con sus campañas el “juego” del sexo entre los más jóvenes...

 

            Rectificar es de sabios

 

            Eso dice el refrán: rectificar es de sabios. Pero cuesta hacerlo (añadiría yo). Si son tan evidentes los datos que muestran el fracaso de las políticas seguidas hasta ahora, ¿por qué durante estos años no se han levantado muchas voces entre los políticos para rectificar el rumbo emprendido?

 

            Me he acordado entonces de un chiste bastante malo que me contaron cuando era pequeño:

 

            Un muchacho joven con aires de “superhéroe” se sube a un autobús en Madrid, pero no se agarra a ninguna barra para mantenerse en pie. El conductor le avisa de que puede caerse cuando lo ve tambalearse al tomar curvas o al frenar y acelerar en las paradas y semáforos, pero el joven mantiene a duras penas el equilibrio y responde con cierta “chulería”: -¡El “titi” no se caaeeee...!

 

            El conductor, enfadado por la insensatez del muchacho decide frenar y acelerar bruscamente de forma seguida y finalmente “consigue” que el chico caiga al suelo. Ante la carcajada del resto de la gente, y sangrando por la nariz, desde el suelo, el joven aún tiene tiempo de exclamar sin perder su aire “chulesco”: -¡El “titi” no se caaeeeee...! ¡¡¡El “titi” se tira...!!!

 

            Pues de forma semejante parece que reaccionan algunos políticos antes los fracasos evidentes de las medidas que han tomado. No hablo de dimitir, sino de rectificar (que es de sabios). Pero no, parece que algunos se empeñan en decir desde el suelo  del fracaso con aire “solemne”: ¡¡¡El “titi” se tira...!!! Y me temo que seguirán diciéndolo cuando los primeros padres presenten denuncias por los desarreglos graves de sus hijas menores ante el consumo de la pdd (dispensada sin receta en las farmacias) o por el fallecimiento de su hija de 16 años sometida a un aborto sin que ellos tuviesen conocimiento...

 

            Necesitamos políticos SABIOS: es decir CAPACES DE RECONOCER SUS ERRORES Y RECTIFICAR.

 

                                                                       Fernando del Castillo del Castillo

                                                                       Marbella, 23 de mayo de 2009