No se lo
digas a mamá
Mariló Montero
DIARIO DE SEVILLA y DIARIO
DE CÁDIZ, 21.03.2009
Me
gustaría saber la identidad de los nueve expertos en los que la ministra
Bibiana Aído se escuda para defender que una niña de
dieciséis años puede abortar sin consultar con sus padres. Me gustaría saber de
qué son expertos y si son padres y madres. Me gustaría saber en qué se
fundamentan para decir que dejar tan dramática decisión en manos de una
adolescente aterrada es lo mejor para ella. Me gustaría saber si se han parado
a pensar que esa criatura, tras mantener una relación sexual precipitada, va a
empezar a sufrir lo que la literatura científica ya ha diagnosticado ante un
aborto.
El
síndrome de aborto reúne quince síntomas psicológicos que van desde la angustia
al sentimiento de culpabilidad, la ansiedad, los terrores nocturnos, la
depresión, los trastornos de alimentación o de la vida sexual. Síntomas que
pueden llegar a aparecer, dicen los psicólogos de la Asociación de Víctimas del
Aborto, incluso años después de haber abortado. Me gustaría saber con qué valor
lanza la joven ministra Aído, con una sonrisa, como
quien anuncia un anticonceptivo novedoso, que una niña de dieciséis años está
tan capacitada para abortar como para casarse.
Una
niña de dieciséis años no está capacitada para abortar ni para casarse, por
mucho que se esté normalizando lo que son parches en la vida. Una cosa es que
lo haga y otra bien distinta la sacudida que la vida le da a una adolescente
casada, quien sale adelante gracias a los apoyos de la familia. Me gustaría
saber quién le va a informar a una adolescente de dieciséis años de que si se
queda preñada puede abortar sin decírselo a los padres y también en quién se va
a apoyar ante semejante circunstancia. ¿En la mamá-administración, o en su
mejor amiga, con la que intercambia los vaqueros e inventa en su habitación
coreografías de Beyoncé? Me gustaría saber si esos
expertos conocen lo que es ser padres y las complicaciones a las que nos
enfrentamos para conquistar la confianza de nuestros hijos en la difícil
adolescencia. Me gustaría saber el protocolo de actuación que se llevará a cabo
cuando una niña de dieciséis años acuda al centro para abortar y cómo será
tratada. Me gustaría saber qué pretenden con esta propuesta de ley, que autoriza
a que se rompa la confianza entre hijos y padres. Y me gustaría saber qué se
pretende de los padres el día que nuestra hija decidiera abortar en soledad.
¿La recibimos con un aplauso? ¿Le damos sopa caliente? ¿Le preguntamos si llegó
a ponerle nombre? ¿O quién habría sido el padre? ¿Debemos obviar el tema, o
celebrarlo con una barbacoa? ¿Trae esas instrucciones la nueva reforma de la
ley del aborto? Una cuestión más: ¿meterán en la cárcel a una madre que le
discuta esa decisión a su hija adolescente? O es la ley del "no se lo
digas a mamá porque no la necesitas". Señorita Aído,
me gustaría saber si mi hija ha abortado sola. Porque soy su madre.