Benedicto XVI y el Islam

(Carta circular sobre la reacción desatada por el discurso del Papa en Ratisbona)

 

Queridos amigos:

 

Ya sabéis que no es "mi fuerte" hacer envíos colectivos o cartas circulares (de hecho creo que la anterior fue hace ya más de un año). Sin embargo, una serie de circunstancias me han empujado a hacerlo esta vez.

 

Me ha sorprendido el "revuelo" producido entre muchos musulmanes tras el discurso del Papa en la Universidad de Ratisbona (12.sep.2006). Me sorprendió sobre todo porque -por todo lo que había leído de Benedicto XVI- no entendía cómo podía haber ofendido en un discurso a tanta gente, sabiendo cómo prepara sus documentos y la categoría intelectual que tiene el Papa (por supuesto, nunca puse en duda su buena intención, porque sé que -aparte de un gran teólogo- es una persona que vive exquisitamente la caridad).

 

Hace tres días opté por leer íntegramente el discurso (en lugar de sólo las dos o tres frases que habían sido tan duramente criticadas). Me pareció una lección magistral sobre cómo la difusión de la verdad no justifica cualquier medio (es decir, no se puede hacer "violencia" -coacción- a la conciencia de la gente para que abrace uno u otro credo religioso); y sobre cómo no hay que despreciar los conocimientos a los que puede llegar el hombre haciendo uso de su racionalidad (sabiendo que el mismo Dios que se revela es el autor de la naturaleza humana que razona), ya que no puede darse oposición siempre que se busque la verdad.

 

Cuando lo leí, me apenó más aún pensar que se había tratado con tanta dureza al Papa. Me apenó pensar que algunos "lideres" espirituales del Islam habían "tergiversado" el mensaje que el Papa había dirigido, presentado así ante tantos musulmanes de buena voluntad una imagen deformada de Benedicto XVI (que nunca ha "maltratado" en sus mensajes a nadie por profesar otro credo religioso).

 

Quizá os suceda como a mí, cuando lo leáis: algunos pasajes son "densos" (ya sabéis que mi "coeficiente intelectual" no es muy alto, así que para vosotros quizá no resulten tan "densos"), pero el resultado final es una lección magistral brillante, dirigida a intelectuales, y a la vez contundente en el fondo y delicada en las formas. La prensa ha subrayado (en negrita) las frases "conflictivas": pienso que si no lo hubiese hecho, nadie descubriría en ese discurso una intención ofensiva hacia el Islam; y habiéndolo hecho, al final del discurso -yo he necesitado unos 20 minutos para leerlo con sosiego-, el "recuerdo" que queda de las ideas principales no tiene nada que ver con la polémica que se ha suscitado estos días.

 

Algunos de los que recibiréis este correo-e sois musulmanes, y pienso que podéis subrayar conmigo que -aunque no compartáis el contenido cristiano del mensaje- difícilmente se puede encontrar una intención ofensiva en el mismo (de la misma forma que yo no la encontraría habitualmente en la prédica de un imán en su mezquita, aunque no compartiese su contenido religioso).

 

En fin, el Papa (como no es político sabe "pedir perdón" sin grandes esfuerzos) ha mostrado su gran pesar por la posible ofensa que haya podido causar la cita literal que hizo del emperador bizantino Manuel II (ha recordado que esa frase no refleja su pensamiento personal). Pero sigue apenándome que en estas cuestiones religiosas y humanísticas se hagan a veces análisis "políticos" sesgados que sólo contribuyen a crear o a agrandar prejuicios entre los cristianos y los musulmanes. Vosotros mismos juzgaréis quizá esto cuando hayáis leído el discurso completo. Pienso que hay que desapasionarse para encontrar la verdad, aquí como en todo: así evitaremos los prejuicios que tantas veces tenemos contra los cristianos, contra los judíos o contra los musulmanes... por el solo hecho de serlo.

 

Un fuerte abrazo

 

Fernando del Castillo del Castillo

 

Discurso de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona, 12.sep.2006