La vida, la felicidad, el cielo

          Hace pocos días di una charla o una clase (como prefiráis llamarlo) a un grupo de personas. Aunque giraba en torno a la virtud de la templanza, empecé citando unos versos que últimamente repite mucho mi madre (aunque por su enfermedad va perdiendo memoria desde hace 10 años, todavía recuerda -y recita- algunas poesías que aprendió de pequeña). Son muy sencillos pero, al terminar, uno de mis amigos se acercó para pedírmelos. Le manifesté mi extrañeza, ya que me parecían muy elementales. Y me contestó: SÍ, PERO AYUDAN A REZAR.

          Los transcribo a continuación. Describen un diálogo de Jesús con la persona que los recita. Pienso que, en su sencillez, os gustarán:

Y CUANDO MUERAS VERÁS
QUÉ CIELO TE ESTÁ ESPERANDO
ALLÍ POR SIEMPRE JAMÁS
CONMIGO ESTARÁS GOZANDO

POR FIN SE ACABARON YA
LAS TRISTEZAS Y DOLORES
Y SERÁS RECOMPENSADO
CON MIS DIVINOS AMORES

MAS NO OLVIDES, ALMA MÍA:
PARA LLEGAR HASTA ALLÍ
ES NECESARIO QUE LUCHES
Y QUE ME IMITES A MÍ

No resisto ahora la "tentación" de copiar la letra de otra canción (también sencilla y profunda a la vez) que le he escuchado innumerables veces a mi madre mientras hacía sus tareas de la casa cuando yo era pequeño:

YO, PARA QUÉ NACI
-PARA SALVARME
QUE TENGO QUE MORIR
ES INFALIBLE

DEJAR DE VER A DIOS
Y CONDENARME
TRISTE COSA SERÁ
PERO POSIBLE

¡POSIBLE!... Y RÍO Y DUERMO Y
QUIERO HOLGARME
¡POSIBLE!... Y TENGO AMOR
A LO VISIBLE

DE QUÉ ME RÍO...
DE QUÉ ME ENCANTO...
¡LOCO DEBO DE SER,
PUES NO SOY SANTO!

          Os confío que me gusta repetir a menudo esa última estrofa como oración personal: viene bien para "recuperar el Norte" cuando andamos liados con cien mil cosas "importantísimas" y empezamos a descuidar lo verdaderamente fundamental: loco debo de ser... ¡pues no soy santo!