PRAGMATISMO
(Una reflexión sobre el aborto)
Un gran dolor
vuelve a sacudir mi corazón, cada vez que mis ojos caen sobre el anuncio de
algún médico o clínica que ofrecen a sus clientes la posibilidad de abortar de
acuerdo con los límites establecidos por el Derecho Penal en España. Pienso que
se trata de personas que, poco a poco, han perdido el Norte de su actuación
antes de llegar a eso. Porque resulta triste pensar que un médico que inició
sus estudios con objeto de salvar vidas y humanizar la existencia de tantas
personas con su servicio, termine ganándose la vida a costa de la de otros
individuos.
Estoy
convencido de que en un principio fue quizá el fin noble de ayudar a salir de
una situación difícil a algunas mujeres lo que les movió a actuar. Pero el
medio que escogieron como solución ‑abortar al nonato era inadecuado. Y
ahora, perdidos los escrúpulos morales, hacen de esto un negocio. La ley Civil
les ampara. La Ley Natural no. Según los Códigos no se les puede exigir que
rectifiquen. Pero la dignidad humana sí lo exige.
Me viene a la
memoria el caso de aquellos que en tiempos de Franco se propusieron el objetivo
‑loable, por otra parte‑ de implantar un sistema democrático en
España, pero se equivocaron al elegir los medios. Recurrieron al terrorismo, al
matar por la espalda, y mancharon un fin noble con el uso de medios
deplorables. Muchos políticos que apoyaron esa actitud, si no con las palabras
sí con sus silencios, la condenaron posteriormente al ver que seguían
utilizándose esos medios, ahora para buscar una mayor autonomía o incluso la
independencia de un pueblo dentro de la nación española. E1 error estuvo en
admitir esos medios al principio.
¿Cuál es el
motivo del descamino en el que con desgraciada frecuencia nos encontramos?
¿Cuál la causa de esa esquizofrenia que separa como un muro infranqueable el
ser y el deber ser, el ideal y la realidad, el pensamiento y la vida? "E1 Príncipe" de Maquiavelo influyó decisivamente en la actuación de muchos
gobernantes del Renacimiento, pero ahora han calado sus ideas en los demás
ámbitos sociales. Cambiando, eso sí, el nombre: no se habla de maquiavelismo
sino de pragmatismo.
Que el fin no
justifica los medios parece frase para escribir en una lápida (frase lapidaria)
sólo con motivos decorativos. Pero aquellos que desprecian este principio no
tardan en encontrarse con los frutos de ese rechazo: si los medios pueden ser
justificados por un buen fin, esto quiere decir que no son tan malos y que
puedo utilizarlos sin dificultad en otras circunstancias. Y veremos los
resultados ‑¿qué digo?: ya los estamos viendo‑
de haber cedido el titulo de legal a la fecundación "in vitro" en determinados casos, de haber justificado ‑quizá
sólo callando‑ el terrorismo en sus primeros vagidos, de haber admitido
el aborto en algunas circunstancias.
Porque el
pragmatismo en todos estos casos termina volviéndose contra la propia sociedad:
y nos encontramos con un número creciente de abortos "legales", con
una ola creciente de egoísmo que lleva a las familias a reducir el número de
hijos a toda costa (curiosamente cuando el bienestar económico es mayor en
España), mientras la sociedad española envejece paulatinamente y grita, sin
resultados, pidiendo una generación fuerte de jóvenes que le dé vida, ideas,
iniciativa, y que asegure también un futuro esperanzado a aquellos que pronto
formarán parte de la Tercera Edad.
Me anima pensar
que ese pragmatismo no ha calado del todo en los que ya han empezado a ceder:
aún sienten vergüenza de anunciar públicamente "practicamos abortos de acuerdo
con la ley" y prefieren decir que
están "legalizados para todos los problemas del embarazo (I.V.E.)", sustituyendo incluso por sus iniciales el ya
eufemístico "interrupción voluntaria del embarazo".
Fernando
del Castillo del Castillo
Delegado de la Asociación de Estudios Demográficos en Andalucía
Granada, 1990