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14. POLÍTICA Y ABORTO Hace pocos años sucedió un hecho
sorprendente por lo inhabitual en el mundo político. En 2008, la Asamblea
General de Uruguay (poder legislativo), con mayoría socialista, había
aprobado una ley que despenalizaba el aborto voluntario. Pocos días después,
el Presidente de la República, Tabaré Vázquez (también socialista) vetó la
ley y expuso ante la Asamblea los motivos de ese veto. Esa actitud valiente
le costó ver truncada su carrera política. Extraigo algunos fragmentos del
texto del veto que hizo el Presidente. Se puede ver que la defensa de la vida
no es cuestión de derechas o izquierdas, sino de amor y respeto por la
dignidad de cada persona humana: “Hay consenso en que el aborto es
un mal social que hay que evitar. Sin embargo, en los países en que se ha
liberalizado el aborto, estos han aumentado. En los Estados Unidos, en los
primeros diez años, se triplicó, y la cifra se mantiene: la costumbre se instaló.
Lo mismo sucedió en España. “La legislación no puede desconocer la realidad de
la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente
lo revela la ciencia. La biología ha evolucionado mucho. Descubrimientos
revolucionarios, como la fecundación in vitro y el ADN con la
secuenciación del genoma humano, dejan en evidencia que desde el momento de
la concepción hay allí una vida humana nueva, un nuevo ser. Tanto es así que
en los modernos sistemas jurídicos ─incluido el nuestro─ el ADN
se ha transformado en la "prueba reina" para determinar la
identidad de las personas, independientemente de su edad, incluso en
hipótesis de devastación, o sea cuando prácticamente ya no queda nada del ser
humano, aun luego de mucho tiempo. “El verdadero grado de civilización de una nación se
mide por cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más
a los más débiles. Porque el criterio no es ya el valor del sujeto en función
de los afectos que suscita en los demás, o de la utilidad que presta, sino el
valor que resulta de su mera existencia [...] “En efecto, disposiciones como el artículo 42 de
nuestra Carta, que obliga expresamente a proteger a la maternidad, y el Pacto
de San José de Costa Rica ─convertido además en ley interna como manera
de reafirmar su adhesión a la protección y vigencia de los derechos
humanos─ contiene disposiciones expresas, como su artículo 2º y su
artículo 4º, que obligan a nuestro país a proteger la vida del ser humano desde
su concepción. Además, le otorgan el estatus de persona. “Si bien una ley puede ser derogada por otra ley, no
sucede lo mismo con los tratados internacionales, que no pueden ser derogados
por una ley interna posterior. Si Uruguay quiere seguir una línea
jurídico-política diferente a la que establece la Convención Americana de
Derechos Humanos, debería denunciar la mencionada Convención (Art. 78 de la
referida Convención). “Por otra parte, al regular la objeción de
conciencia de manera deficiente, el proyecto aprobado genera una fuente de
discriminación injusta hacia aquellos médicos que entienden que su conciencia
les impide realizar abortos, y tampoco permite ejercer la libertad de
conciencia de quien cambia de opinión y decide no realizarlos más. “Nuestra Constitución solo reconoce desigualdades ante la ley cuando se fundan
en los talentos y virtudes de las personas. Aquí, además, no se respeta la
libertad de pensamiento de un ámbito por demás profundo e íntimo. “Este texto también afecta la libertad de empresa y
de asociación, cuando impone a instituciones médicas con estatutos aprobados
según nuestra legislación, y que vienen funcionando desde hace más de cien
años en algún caso, a realizar abortos, contrariando expresamente sus
principios fundacionales. “El proyecto, además, califica erróneamente y de
manera forzada, contra el sentido común, el aborto como acto médico, desconociendo
declaraciones internacionales como las de Helsinki y Tokio, que han sido
asumidas en el ámbito del Mercosur, que vienen siendo objeto
de internalización expresa en nuestro país desde 1996 y que son reflejo
de los principios de la medicina hipocrática que caracterizan al médico por
actuar a favor de la vida y de la integridad física. “De acuerdo a la idiosincrasia de nuestro pueblo, es
más adecuado buscar una solución basada en la solidaridad que permita
promocionar a la mujer y a su criatura, otorgándole la libertad de poder
optar por otras vías y, de esta forma, salvar a los dos. “Es menester atacar las verdaderas causas del aborto
en nuestro país y que surgen de nuestra realidad socioeconómica. Existe un
gran número de mujeres, particularmente de los sectores más carenciados,
que soportan la carga del hogar solas. Para ello,
hay que rodear a la mujer desamparada de la indispensable protección
solidaria, en vez de facilitarle el aborto. “El Poder Ejecutivo saluda a ese Cuerpo con su mayor
consideración, Dr. Tabaré Vázquez Presidente de la República” |
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